En un mundo donde ya hemos visto pupusas de camarón, pollo al curry, e incluso pupusas de prosciutto (¡perdón, abuela!), llega una receta que divide a familias, a pueblos, y a Facebook: las pupusas de tacuazín.
Sí, leíste bien. Tacuazín, también conocido como zarigüeya, opossum en inglés, y “ese bicho que cruza la calle como si no le importara la vida.” Pero ojo, no estamos hablando de cualquier tacuazín: estamos hablando de una tradición culinaria antigua, rural y muy real en algunos rincones del interior salvadoreño.
Este post no es una invitación a cazar ilegalmente ni a molestar la fauna protegida. Es una exploración cultural con sabor a monte y a masa. 🐾🌽
¿Quién en su sano juicio come tacuazín?
La respuesta es simple: la gente de antes… y algunos de ahora. En muchas zonas rurales de El Salvador, especialmente en el oriente y el norte del país, el tacuazín ha sido históricamente una fuente alternativa de proteína, sobre todo cuando no había ni gallinas ni frijoles.
Los campesinos aprendieron a cazarlo, limpiarlo, curarlo en sal, y cocinarlo lentamente, aprovechando su carne oscura, de sabor fuerte pero jugosa. En algunos pueblos se hace en sopa, en guisos, o en tamales. Pero hoy, nos vamos full power: pupusas de tacuazín.
Ingredientes para 6 pupusas bien bravas
- 2 tazas de masa de maíz (nixtamalizada, por supuesto)
- 1 taza de carne de tacuazín cocida, limpia y desmenuzada
- 1 taza de queso rallado (tipo morolique o quesillo derretible)
- ½ taza de frijoles molidos (opcional)
- Sal al gusto
- Aceite o manteca de cerdo para el comal
Cómo preparar la carne de tacuazín sin terminar llorando
¡Ojo! Aquí está la parte seria y más delicada del asunto.
¿Dónde se consigue el tacuazín?
- Si vivís en la ciudad, buena suerte.
- En el campo, usualmente se caza al anochecer y se atrapa con trampas o lazos.
- También puede conseguirse con cazadores locales (en zonas rurales).
Cómo limpiarlo
- Primero se despelleja. No es fácil, pero como diría tu abuelo: “¡Eso amarra carácter!”
- Se lava con sal y jugo de limón para quitar el olor a “animal silvestre”.
- Se hierve con hierbas de olor (laurel, orégano, ajo, cebolla) durante 2 horas hasta que esté suave.
- Luego se desmenuza finamente, como si fuera carne de gallina para pan con pollo.
Preparación de la pupusa
- Haz bolitas de masa del tamaño de una pelota de ping pong.
- Aplánalas con amor, forma un huequito, y rellena con una cucharada de tacuazín, queso, y si querés, frijol.
- Cierra y aplana hasta formar tu pupusa clásica.
- Cocina en comal caliente con manteca por ambos lados, hasta que el queso grite y la masa quede doradita.
¿A qué sabe la pupusa de tacuazín?
La descripción honesta sería:
“A monte, con notas ahumadas, textura de gallina india y sabor como de carne entre conejo y cerdo.”
El queso suaviza el sabor y la masa lo envuelve como un abrazo ancestral. Si se acompaña con curtido y salsa, puede que ni notés lo salvaje del relleno.
¿Y es legal hacer esto?
Gran pregunta. El tacuazín no está considerado en peligro de extinción, pero en algunas zonas está protegido o prohibido cazarlo dependiendo del ecosistema local. Consultá las leyes del Ministerio de Medio Ambiente de El Salvador (MARN) antes de lanzarte a la aventura.
¿Quiénes comen esto hoy?
- Los nostálgicos del campo.
- Los hipsters de la gastronomía salvadoreña radical.
- Los turistas extremos buscando experiencias “auténticas”.
- Y vos… si tenés suficiente valentía y una botellita de Flor de Caña al lado.
¿Esto da views? ¡Obvio!
No hay nada que genere más comentarios en TikTok o en Reels de Instagram que una pupusa de tacuazín. Subí el video con buen ángulo, música típica de fondo y listo: te haces viral y controversial en 3…2…1…
¿Vale la pena probarla?
Si te atrevés a probar sopa de iguana, garrobo asado o tamal de chipilín con huevo duro adentro, esta es solo una parada más en el tren culinario salvadoreño. Eso sí, no es para todos. Si lo hacés, que sea con respeto a la tradición, sin dañar el medio ambiente, y con una buena historia para contar.
Resumen
Las pupusas de tacuazín son una receta rural y controvertida de El Salvador, reservada para los más valientes y curiosos. Preparadas con carne cocida y desmenuzada del marsupial local, se rellenan con queso y se cocinan como cualquier pupusa. Esta delicia salvaje despierta memorias del campo, polémicas en redes, y un sabor que no se olvida. ¿Te atreverías a probarla?