Porque no todo en esta vida es salsa y curtido, también hace falta un poquito de espiritualidad… especialmente los domingos cuando las pupusas se vuelven sagradas. Aquí te compartimos una oración 100% salvadoreña, perfecta para reunir a la familia, dar gracias y recordar que el comal también es altar.
Oración del Domingo Pupusero
Señor de los Cielos y del Quesillo,
bendecí estas pupusas que hoy ponemos sobre la mesa.
Que tu amor se derrame como el queso derretido,
y tu sabiduría nos envuelva como el curtido fermentado.
Gracias por la masa, por el comal,
por la pupusera que madrugó y la manteca que chispeó.
Que no falte el chicharrón ni la revuelta,
y que todo bocado nos acerque más a la paz… y al bicarbonato.
Protegé a los que están lejos de su tierra,
que aunque coman pupusas congeladas,
sientan el calor de este momento y el sabor de casa.
Y si alguien usa tenedor, Señor,
perdonalo… no sabe lo que hace.
Iluminá su camino, y enseñale a comer con las manos,
como buen hijo tuyo y nieto de pupusera.
Amén, curtido y que siga el queso.
¿Cómo usarla?
- Reuní a la familia frente al plato de pupusas.
- Todos toman una pupusa con la mano (como debe ser).
- Se lee la oración en voz alta, con tono solemne pero alegre.
- Al finalizar, se responde con un sonoro:
“¡Así sea, y que no se enfríen!”